Café en mano, como no podía tratarse de otra manera, la autora se mostró sonriente y atenta, intentando en todo momento que las respuestas a nuestras preguntas fuesen lo mas claras posibles. Resultó una sesión acogedora, y a juzgar por las escasas descripciones de su personaje principal (Marta/Mónica), podría decirse que se basó en si misma
“Jamás, un blog autobiográfico en cualquier aspecto es como condicionarse. Marta y yo somos muy distintas, si yo me reflejara en ella me sentiría observada, cuando creo un personaje lo hago por que necesito ser como dicho personaje… el día que me refleje en alguno de ellos será una Autobiografía”. Se sintió incomoda cuando le sugerimos que ella tal vez no, pero si alguno de sus amores pasados se veían reflejados en Tomás, Mateu o Carlos, tras un simpático enrojecimiento de su piel admitió con una sonrisa
“Eso es una obviedad, la primera parte de la historia la escribí en una cafetería, mientras escuchaba leer en voz alta a uno de mis compañeros uno de mis textos. Él no es Mateu, pero si que perfilé mas tarde a este personaje con diferentes rasgos de mis pasados amores platónicos”,
“Tomás es un cóctel exagerado de todos los cabrones que han pisoteado mi vida” y por ultimo añadió
“Carlos… Carlos es lo que todas desean, suegra enfada incluida, cuando lo imaginé… me gustó tanto física e intelectualmente que pienso vengarme de que solo sea producto de mi imaginación” no pudo evitar reírse
“va a pasarlo mal… será malo”. A pesar de lo que cualquiera de sus lectores podría imaginar, la autora de la historia, muy lejos de mantener una estrecha relación con el café, confesó beberlo en muy extrañas ocasiones, lo que si admitió fue su amor a la tazas enormes y personalizadas (como la que Sani regala a Mónica para el Café Rose) y su odiable incapacidad para tener la taza de café con plato (como deja claro en el club de Jazz). Entre otras interesantes respuestas, una de la que más nos llamó la atención fue
“siempre quise tener un blog, mimarlo y personalizarlo, recibir muchas visitas… pero no es lo que yo pretendía cuando comencé a escribir Los Cafés de Marta Laos” mas tarde añadió
“no se cuantas visitas suelan tener este tipo de blog anónimos, pero nunca me he sentido tan entusiasmada con este tipo de proyectos… actualmente planeo reescribir todas las partes de la historia, se nota demasiado el cambio de retórica y mis propios cambios de humor, me gustaría mas uniformidad en la redacción”. Entre nuestras preguntas no podía faltar un ¿Cómo continuará la historia? A lo que la autora respondió con cierta ambigüedad “
Tengo muy claro como acabará la historia, lo que no tengo tan claro es si me conformaré con un final como el que planeo. Creo que el numero 100 es un buen numero para finalizarla, pero hemos llegado casi al meridiano de la cifra, y queda Marta y Mónica para rato”.
