¡INTERESANTE! Notas de la autora...

miércoles, 17 de febrero de 2010

PARTE13

Cuando recibí aquella llamada de mi jefe lo último que me imaginaba era aquella proposición. En fin, no era demasiado normal que después de darme aquellas vacaciones gratuitas a regañadientes me invitara a una fiesta de disfraces. Supuestamente su excusa era la de la coincidencia de fechas entre el carnaval y el aniversario de la editorial. En aquel instante me sorprendió mi retorcida capacidad de sospecha, sobre todo cuando deliré teorizando posibles respuestas a esas rarezas. Como, por ejemplo… que si hubiese una fiesta, pero no de disfraces, y que su invitación (más que amable y cordial, todo sea dicho) se limitase al hecho de ridiculizarme ante todos al entrar al local disfrazada… en una fiesta de etiqueta.


Miré el armario.











¿Por qué no me sorprendía no recordar si tenía disfraces? No me apetecía comprar nada, por lo que decidí improvisar algo con ropa vieja. Antes de que quisiera darme cuenta habían pasado casi tres horas y tenía la habitación completamente descolocada, mientras tanto el reloj me gritaba el poco tiempo que quedaba para que Tomás llegara por fin de aquel dichoso viaje. Con un poco de suerte me acompañaría, y con más suerte si cabe no lo haría. Podría hablar tranquilamente con Mateu, o huirle con disimulo… dependía de lo incomoda que me sintiera en aquel momento. Me sentía casi tan cómica como la mayoría de monólogos de Luis Piedrahita. Miré de reojo algunas cosas sueltas… ahí estaba el disfraz ideal. En pocas horas estaría lista.

viernes, 5 de febrero de 2010

PARTE12

No hay onomatopeya suficiente para expresar cómo fue mi grito al despertarme. Maldita pesadilla, todo el día atormentándome ¿se supone que eso son vacaciones? Al menos escribía, y mucho… se podría decir que escribía como nunca, que escribía como antes. Al fin había recuperado esa supuesta esencia que me caracterizaba. Alimentaba, palabra tras palabra, la vida de un personaje en la que desahogaba todas mis neuras. Había dado vida a un ser casi tan atormentado como yo… envenenándonos, café tras café, las dos. Nuestras vidas eran como el agua y aceite, dejándome en el lugar del agua, la suya estaba en un escalón superior a la mía. Pero si yo quería arrebatarle algo, podía hacerlo y eso, seamos sinceros, resultaba gratificante. Estar sola en casa, por otras parte era un regalo y, muy afortunadamente, Tomás estaba lo suficientemente ocupado como para no llamarme ni dos veces al día. Un baño diario, rodeada de velas y con olor a incienso, tazas hasta lo topes de un placer inspirante llamado chocolate, reflexión. Sin nadie, desnuda… prácticamente sin mi misma. Estaba bien, estaba en blanco… estaba sin él.

lunes, 1 de febrero de 2010

PARTE11

Bloqueada era una expresión mediocre comparada a mi estado de ánimo, a mi capacidad, a mi misma en general. Me apetecía recordar… miraba fotos, y más fotos, leía los diarios paralelos… pero no había vuelto a tener esos flashes. No le había vuelto a ver abrazándome en mi cama, ni una sonrisa amplia muy cerca de mis ojos, ni había sentido una caricia en mi pelo. [DiNg·dOnG] cerré asustada la pantalla del portátil con tanta fuerza que me vi obligada a abrirlo otra vez para comprobar que no se había estropeado. Sabía que era Tomás, casi podía asegurarlo…
-Lo más seguro es que se le haya adelantado la vuelta de ese puñetero viaje de negocios- decía ligeramente “encabronada” en voz baja de camino a la puerta quitando trastos del pasillo- y tenía que volver hoy mismo, en el mejor de los momentos… siempre pasa lo mis….- abrí la puerta y me encontré con un rellano lleno de velas y una mano que asomaba por la puerta del ascensor… con un ramo de rosas. No sabía quien desear dentro de aquel ascensor.
-Cógelo, que pesa- dijo una voz que ni supe ni quise identificar- o al menos hazlo antes de que la puerta se cierre y me rebane el brazo
-Pues sal, idiota –dije dando un pequeño paso al frente que me dio la oportunidad de ver que en el centro de tanta vela enorme, pequeña, aromática o no… había una segunda foto. Ya no podía más, fuera lo que fuere... acerqué mi mano a la suya y le hice pasar a casa haciéndoseme una eternidad el segundo que separó su boca de la mía.
-Te quiero
-No… no recuerdo nada, pero lo que estoy haciendo es por que lo siento, no se porqué
-Te quiero
-Pero cuando te vi en la cafetería fue raro, vi algo en ti, aunque no sabía ni quien eras
-Te quiero
-Pero deseaba en mi interior haberte gustado yo a ti, y cuando Sani me llamó… pensé que eras tú el de la cafetería…
-Te quiero
-Te quiero
-Lo se.
"La mejor forma tener esos flashes si nos los recordaba... era haciéndolos realidad"