¡INTERESANTE! Notas de la autora...

miércoles, 9 de junio de 2010

PARTE28


En aquel instante no pude más con todo aquello y salí corriendo. Escapé de esa situación, pero no podía escapar, por mucho que quisiera de todas las cosas que mareaban mi cabeza. De cómo una persona se hubiese casado conmigo… sabiendo lo que para significaba ese momento. De cómo otra, supuestamente no lo pudo hacer. O por qué mi amiga había preferido no arriesgarse bajo el alto coste de malgastar un año junto a alguien que no quería, y lejos de alguien que sí. Escribía, escribía, escribía. Era lo único que podía hacer con absoluta devoción en aquel instante. No fue capaz de aguantar, y antes de salir a comer ya le enviaba un sms a Tomás pidiéndole quedar para tener una conversación. Acto seguido llamaba a Sani y, por último a mi psicóloga que, para ser sincera, nunca había imaginado que desearía tanto verla. Y no me di tregua. 86 hojas en una sola jornada laboral.


La cabeza no podía estar más perdida, casi tanto como me sentía yo



jueves, 3 de junio de 2010

PARTE27


-Creo que si –contestó tras eternos segundos de letargo- pero también intentaré contar solo aquello que necesitas saber.
-Adelante, te escucho
-Lo cierto es que si me preocupé. La noche de tu accidente Sani y yo te esperábamos en su casa. Íbamos a celebrar tu decisión de vivir tu vida sin ataduras estúpidas, estabas escribiendo como nunca… una historia fantástica en la que se alternaban los diarios de dos amigas de la infancia con vidas completamente dispares. Y todo porque te ibas a casar. Y no con Tomás, sabes??
-Y eso explica que no llamaras nunca ni te preocuparas por saber que me pasaba?
-Si lo hice, bueno… lo hicimos, mi hermana y yo. Cuando ya hacía casi cinco horas que deberías a ver vuelto llamamos a Tomás, la persona a la que ibas a ver antes que a nosotros. Él nos dijo que hacía horas que te habías ido y me pidió que no volviese a localizarle.
-Tú me llamaste Marta, cierto?? –parecía tener cierta claridad en ese aspecto
-No exactamente. Casi un año antes del accidente tu relación con Tomás se enfrió tanto por culpa de sus múltiples viajes que decidisteis dejarlo. Líos de faldas y problemas con el alcohol fueron el punto y final. Poco después nos conocimos. Él comenzó a andar con otras mujeres, tú a salir con mi hermana y conmigo a moverte por el mundo de la literatura, fiestas, actos… Tomás necesitaba un poco de calma en la internacional, y como la única manera de evitar tantos viajes era ser casado o prometido te pidió que a los ojos de su empresa tuvieseis planes de boda.
-Por eso has dicho lo de mis pasados planes de boda?
-No, déjame terminar por favor, no es demasiado fácil. La cuestión es que seguíais viviendo juntos, y para su empresa ya erais un par de prometidos. Pero realmente llevabais vidas separadas, menos en sus actos de trabajo, a los que le acompañabas con la mejor de las sonrisas por supuesto. Las cosas se le empezaron a ir de las manos, llevaba mujeres a casa y a ti no te hacía gracia, vigilaba tu teléfono, tus entradas y salidas. Ni contigo ni sin ti diría yo. Las peleas eran cada vez frecuentes, lo que coincidió con nuestra aproximación. Fue entonces cuando ideaste guardar mi número de teléfono en tu guía de contactos como “MARTA LAOS”, tú sabrás de donde te sacaste ese nombre. Y por hacerte un guiño yo hice lo mismo, mi hermana y yo comenzamos a llamarte así, hasta el punto en el que en dichas fiestas y actos la gente comenzó a pensar que se trataba de tu pseudónimo, tan común en la literatura, y publicaron tu primer libro con esa firma prácticamente sin preguntarte, ya todos en ese mundo te conocía así. Tú aceptaste. Él nunca se enteró de aquello, creo.
-Y no hiciste nada cuando me desperté?
-El accidente coincidió en uno de tus pocos descansos, andabas de aquí para allá, con el libro bajo el brazo… presentaciones, firmas, charlas… el día que te despertaste yo fui en tu representación a una entrega de premios a la que acudías como invitada. Tomás estaba en el hospital.
-Y fue cuando comenzó a preguntarme qué recordaba y qué no.
-En efecto
-Me pareció muy raro, pero no le supe dar mayor importancia.
-Y cuando se aseguró de que no recordabas esa especie de pacto, ni la ruptura del mismo, ni siquiera que ya no seguíais juntos –la rabia me obligó a interrumpirle
-Fingió que no pasaba nada y que éramos felices como un par de puñeteras perdices, no es así?
-Cierto. Intenté acercarme a ti muchas veces, pero era prácticamente imposible, nunca te dejaba sola… y estabas tan mal, que prefería no montar un escándalo delante de ti.
-Y Sani?
-A ella le dejó seguir accediendo a ti, pero con condiciones por supuesto. Para cuando ella quiso decirte algo yo le pedí que no se arriesgara. Al fin y al cabo, si seguías con él como si nada y no eras capaz de recordar nada sobre mi… tal vez fue algo temporal.
-Ya ves que no, sigo sin recordar nada
-Me refiero a lo nuestro, lo nuestro debió ser temporal para ti

-Que nuestro?
-Marta, por dios… -dijo casi a los pies del derrumbe- llevábamos casi un año juntos. Y habías ido a hablar con el para acabar con toda esa tontería porque....

miércoles, 2 de junio de 2010

PARTE26

Café, pensé por la mañana. Al fin llegaba la hora de ir a trabajar, distraerme… recuperarme. Aunque en el fondo no sacábamos nada en claro, solo nuestra momentánea ruptura y, en consecuencia, atraso de la boda hasta que yo terminara mi tratamiento. Conforme entraba en la cafetería veía mi taza preparada junto a la máquina por si aparecía, llenarla cuanto antes. Y así hizo. Ni hola, ni charla, ni nada que se le pareciera al menos no hasta que colocó esa enorme taza llena de café recién hecho delante de mí. Y exclamar un -¿Qué tal te va?- fue lo siguiente que hizo. Hablamos de lo que había ocurrido y, aunque su cara no fue de alegría, tampoco me pareció demasiado apenada. Al llegar al trabajo encontré una nota sobre mi mesa en la que Mateu me pedía que acudiera a la sala de descanso, y eso hice.


-Que rápido has llegado, acababa de dejar la nota sobre tu mesa – dijo al verme entrar mientras se preparaba una taza de té- quieres?

-No gracias, vengo de estar con tu hermana

-Bueno, supongo que eso no me extraña –miraba fijamente la taza, el azúcar, la cucharilla, sin ser capaz de alzar la cabeza y mirarme a los ojos- solo quería hablar tranquilamente contigo para disculparme.

-Disculparte?

-Si, creo que he sido bastante desconsiderado contigo y con tu vida actual. Sani me comentó que habías comenzado un tratamiento nuevo, no… no sabía que la pérdida de memoria fuese tan grave como recurrir a ayuda profesional

-No lo hago de mucho agrado, pero supongo que es la única solución si quiero saber que fue de mi vida.

-¿A qué te refieres exactamente con “si quiero saber que fue de mi vida”?

-exactamente a eso, no recuerdo nada desde el ascenso de Tomás hasta despertarme en el sofá –sonrió incrédulo, como su la noticia le pillase desprevenido- vamos por favor… ¿ahora resulta que todas las cosas que me has hecho llegar en los últimos meses, las fotos, las contraseñas de mi propio ordenador… no tienen un motivo? ¿No sabias los efectos que tuvo el accidente?

-Si, algo que comentaron –contestó aún en el asombro- lo que no sabía era que justo esa dichosa amnesia fuese del ascenso hasta el mismo accidente. Me parece curioso, aun así no sabía nada.

-Pues, ¿Sabes a que pienso yo? Que si tanto te preocupaba que llegasen a mi todas esas cosas también podrías haberte preocupado por saber que me pasaba exactamente, ha pasado casi año y medio desde el accidente, ¿y no sabias nada, no preguntaste nada?- justo en aquel instante sonó su teléfono.


-Digame?


-Hermanito!! A que no sabes quien acaba de estar conmigo?

-Me hago una idea, ya tienes el informe semanal?

-Éste informe es muy importante… como sé que estarás con ella por tu intento de voz disimulada, contén tu reacción.

-Sí, continúe

-Verás acaba de tomarse uno de mis suculentos cafés y me ha comentado su situación actual con el pedante de Tomás. Han retrasado la boda, y “anulado” su relación hasta que ella no termine el tratamiento. Solo es momentáneamente, pero estoy segura de que si consigue recordarlo todo, volverá a ser como antes

-Y si no se consiguen dichos objetivos?
-Romperé mi promesa, lo siento…. De verdad, pero me parece casi tan injusto para ti como para ella. Y que el capullo ese siga jodiéndole. Se le está pasando de rosca el problemilla con el alcohol.

-Tengo que dejarte estoy reunido

-Suerte mozo

-Disculpa –dijo sin disimular su asombro.

-¿Sabes? Tomás se ha ido de casa, estoy demasiado nerviosa… es, como si no lo quisiera ni conmigo ni sin mi. Después estás tú, con tus misterios y rarezas, Sani... con sus consejos ambiguos, mi ordenador con sus textos bajo clave que hablan de dos vidas dispares… y tu teléfono con el sonido del auricular a toda pastilla, tu hermana, que supuestamente es mi mejor amiga, pasándote el informe y tú disimulando. No sé qué pensar. Supongo que la doctora agradecería tener algo de lo que partir, cree que mi memoria se paralizó más de un año antes del accidente porque fue entonces cuando todo lo que derivó en un choche de coche comenzó. Tu puedes responderme eso, me equivoco?