¡INTERESANTE! Notas de la autora...

martes, 24 de agosto de 2010

PARTE 37


No podía ser verdad. Ahí estaba ella, esperando pacientemente ante mi puerta. Estaba claro que no me había llegado oír… apretando fuertemente sus rodillas se había quedado dormida en las escaleras. La luz entraba por el patio de luces al que tenía acceso la ventana del rellano, yo llegaba con el tiempo justo para una ducha fría, cambiarme y volver a casa.
-Cariño –susurré intentando no sobresaltarla- pasa, toma algo mientras me visto y hablamos.
Me giré con tanta rapidez para abrir la puerta que ni siquiera pude mirarla a la cara, por eso… al verla cruzar el pasillo y acceder a la cocina, que la taza de café cayera al suelo fue instantáneo.
-Que narices te ha pasado?
-Esto no importa, solo ha sido el detonante para venir a hablar contigo… -dijo tocándose los golpes de la cara y agachándose a recoger los trozos de taza- Yo no puedo seguir sin saber nada de ti.
-Que narices te ha pasado? –insistí evitándola recoger nada y tomando su brazo para guiarla hasta la habitación- me lo vas a contar ya? Ha sido Mateu?
-Estas loca? –dijo soltando mis manos de las suyas- no digas estupideces.
En aquel instante, ya tumbada sobre mi cama, cogí su teléfono y llamé a Mateu, quien con voz adormilada se sorprendió de la noticia, pero al parecer sobretodo se sorprendió de que estuviéramos juntas. Prometió aparecer en casa en pocos minutos, eso hizo. Al cruzar la puerta fue directo a la habitación, estaba claro que recordaba la distribución casi mejor que yo.
-Como lo permites? –dijo tembloroso al ver a Sani- No, de verdad que no lo entiendo.
-Estaba bebido –reclamó ella- además, mírame… solo ha sido un guantazo dado con tal mala suerte de dejar marca.
-Ni se te ocurra defenderlo
-De quien habláis? –Pregunté yo desde la cocina “microondeando” tres tazas de café- quien ha hecho eso?
-No te lo imaginas? –me miró rencoroso.
No se como, ni por qué… pero algo me empujó a admitirlo:
-Tomás-
-Efectivamente
-Por que quedasteis?
-Estaba borracho, en un bar del centro… me llamaron y le recogí con el coche. Al entrar solo estaba él, él y la camarera algo asustada todo sea dicho. Ella me preguntó si yo era Mónica, por que él decía que solo se iría con ella –aun rojos sentó el frío del rencor en la mirada que Sani me dedicó en aquel instante- dije que no, pero que iba tan borracho que no me reconocería. Al parecer no estaba tan, tan, tan borracho como para no hacerlo. Fue más la inercia que la intención
-Denúncialo
-Sí, por supuesto… -dijo en un total dominio de la ironía- un borracho me dio un manotazo al subir a mi coche involuntariamente, obligado por mi y una camarera… no se a quien arrestarían
-A él.
-No pretendas quitártelo de en medio metiéndome a mi en juicios.
-Bueno, templemos los ánimos. Sani, te quedarás aquí por que supongo que el estará en tu casa
-Efectivamente
-Marta, por favor…
-Mónica-interrumpí yo
-Perdón?
-mi nombre es Mónica
-Bien…. –continuó con retintín- Mónica, tienes el día libre… quédate con ella.

lunes, 23 de agosto de 2010

PARTE 36

-Que tal estas? –dijo levantándose al verme llegar
-Bien gracias… no puedes ni imaginar lo que ha pasado en la consulta
-Pareces muy segura afirmando eso, te recuerdo que es mi madre. Yo también he tenido una larga e intensa, intensísima charla.
-Supongo que es comprensible
-No, no lo es. Me gustaría saber cual de los dos es más adulto… que ambos lo somos bastante, todo sea dicho de paso.
-Supongo que pensará que para mi recuperación una relación esporádica con alguien que acaba de conocerme dentro de la propia consulta no debe ser demasiado productivo.
-Esporádica? Parece que esté escuchando a mi madre
-No se, nos hemos acostado una vez, hemos tomado un café, nos hemos visto fuera de la consulta una vez. Algo mas esporádico que “una vez”?
-No lo proyectas en el tiempo, cierto?
-Deberíamos?
-No lo se
No pudimos evitar mirar hacia el otro lado. Fue como la más
ridícula de las situaciones. Como un frío muy intenso, entre los brazos que mejor me había tratado, dentro de mí más que deteriorado recuerdo. Escuche como sacaba disimuladamente el teléfono, evité que se notara mi descontento. Un par de minutos más tarde… un sms. NO dejes de sonreír, no pienses mal, no hace falta que sigas aquí… si quieres puedes levantarte, no te molestaré más me giré, sin saber por que… él, aun de espaldas… con su pelo despeinado, su cazadora negra, sus vaqueros, sus gafas, me transmitía una calma que me sabía conocida. Añoranza le llaman a eso, no? Al sentir que le conoces de toda la vida… a que te recuerde algo, o alguien, que no sepas saber qué… no quererte separar.
-Carlos…
-Dime
-No se si quiero o no estar contigo.
-Yo no puedo ayudarte a decidirlo –me acerqué a sus labios, y apartándose añadió- no tomes el camino fácil.

jueves, 19 de agosto de 2010

PARTE 35

Los nervios eran insufribles dentro del ascensor, y el timbre avisándome de que ya habíamos llegado al ático de la consulta… desembocó en el pálpito más fuerte que había sufrido mí corazón.
Una vez en la sala de espera un mensaje de texto en mi teléfono rompía el apático silencio. Al parecer el ascensor anulaba mi cobertura, y me habían llamado en ese instante. 4 llamadas perdidas.
Para que engañarnos?
Sentía una congoja insuperable en aquel instante.
Una vez dentro del despacho, me esperaba una seria profesional que lejos se encontraba de la sonrisa amable de la Maca de la noche de Jazz. Tras una intensa, incomoda, y más que electrizante sesión de terapia, tras estrechar nuestras manos al más puro estilo profesional sin sentimientos afectuosos una ultima pregunta extraoficial:

-¿Por qué te acostaste con mi hijo?-
-Simplemente pasó…
-A eso le llamas conocer gente?
-Usted también tuvo algo que ver
-No –dijo altamente enfadada- yo no te dije que te acostaras con él, ni con nadie. Intentaba que naciera una amistad. Si tú no sabes diferenciar… esta claro que debemos profundizar el tratamiento.

Al llegar a casa me llamó Carlos de nuevo… pidiendo un café lo menos desesperadamente que le fue posible. La cosa pintaba mal por donde la miraras.