¡INTERESANTE! Notas de la autora...

viernes, 19 de noviembre de 2010

PARTE 43

La cena parecía transcurrir con normalidad, insito: parecía. La incomodidad del silencio solo interrumpido por el sonido de los cubiertos y paltos era insoportable. La cantidad de vino disminuía casi tan rápido como se me elevaban las ganas de huir de allí. No sabría decir que era mas incomodo, si la desfachatez de Carlos a la hora de hacer preguntas comprometidas a Sani, o que Mateu estuviera en pijama removiendo aquella comida de lado a lado en el plato. No se si gracias a dios o desgraciadamente… sonó el teléfono. Y dudé sobre si descolgarlo. El panorama que me ofrecía aquella mesa cuadrada, y la nula respuesta de los comensales que me rodeaban, me hicieron arrastrar las cuatro patas de la silla como un grito malhumorado para levantarme y descolgarlo donde más lejos pude hacerlo, mi habitación.














No podía creerlo.




Y seguía sin poder creerlo.

-¿Qué pasa?- un cotilla comentario más.
No sé como ni por qué, pero no fui capaz de controlar mi reacción, la cual se hizo esperar, todo sea dicho. Tal vez por alivio, tal vez pena, tal vez indigestión. Pero las lágrimas y el descontrol nervioso de mi respiración me obligaron a colgar. Ya en el suelo, sin fuerza suficiente como para sostener mi propia cabeza, el ahogo pareció ser lo suficientemente alterado como para que vinieran alertados a mi habitación. Pareció no hacer falta una de mis palabras, y la sonrisa con agria ironía de Sani, me bastó para comprender que ella sabia que pasaba. Carlos, apoyado sobre el marco de la puerta, me miró fríamente a los ojos, como si le molestara mi llanto. Mateu, sin soltar la mano de su hermana, se puso de cuclillas, justo delante de mí… y con un cálido gesto que provocó que Carlos saliera de la habitación, puso su mano sobre mis rodillas. Portazo.
-Llevadme a casa, por favor- dijo Sani sin poder modificar aquella mueca.

Me llamó la atención que lo primero que hiciera al abrir la puerta fuese dirigirse a su habitación, y abrazara con aquella ternura el lado de la cama que pertenecía a Tomás. Solo me preguntó una cosa más antes de insinuarnos que le dejásemos sola:
-¿Qué es lo que ha pasado exactamente Marta?
-Al parecer- contesté sin poder controlar que mi garganta temblara- bebió demasiado antes de coger el coche.
-¿Murió alguien más por su culpa?
-No, estaba solo en la carretera en ese momento
-Eso es lo importante. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario