¡INTERESANTE! Notas de la autora...

lunes, 19 de julio de 2010

PARTE 33

Maca se levanto a saludar a su soprendentemente propietario del club y esposo. Nos quedamos Carlos y yo intentando no sentirnos aun más incómodos de lo que nos sentíamos viendo a sus padres besarse como quinceañeros.
-Él también es Psicólogo –dijo rompiendo el silencio- es profesor, fue mi profesor… pero su bar y el jazz en general son su pasión, después de mi madre, claro
-Ya veo, ya –a mi expresión de mirada perdida en sus gestos afectuosos se unió situ amplia risa- …que??
-Nada… parece que lo veas extraño
-El amor lo es
-No para mi madre, lo considera la cura para todo
-También es el inicio de algunas enfermedades
-Efectivamente.

[Silencio]

-Creo que por eso nos tiene aquí –su boca dejó salir esas palabras cuando ellos comenzaron a bailar una romántica interpretación de la orquesta de “No Sé Tú” –me di cuenta desde que me pidió que estuviera presente en tus sesiones, insistió en que eres guapísima.
-Vaya, gracias… -respondí para que se diera cuenta de que me había lanzado un discreto piropo.
-O eso dice ella –añadió rápidamente en su limbo derribando mi autoestima
-Vamos, crees que quiere que acabemos juntos?
-No se, la verdad… creo que quiere que pase algo, sea lo que sea, que te ayude a ti, y a mi
-Pues mal empezamos. A ti que te pasó?
-Yo soy el psicólogo, yo hago preguntas
-Si es cierto, tú eres el profesional, yo la que tiene sentimientos me parece a mi
-Disculpa?
-Disculpado.
-No, me refería a que no entiendo tu comentario
-Un poco corto tú, no?
-A mí, la chica con la que estaba desde los 14 años me mando un sms diciendo que estaba enamorada de otro el día antes de la boda
-Bueno… tú ya sabes que a mí, mi novio de casi toda la vida, me engañó después de un accidente que me dejó sin mis últimos recuerdos, después de que yo decidiera terminar la relación me dijo que nos íbamos a casar.
-Tal vez si que deberíamos liarnos –no pude evitar sonreír
-Si… tal vez.
-Solo he estado con ella –dijo mirándome fríamente a los ojos
-Yo no recuerdo a nadie más que a él, no se que es peor.
-Peor sería que no os echéis un baile, mi hijo baila maravillosamente
-Bailes de salón, gracias a papá
-Yo soy un pato mareao –tomó mi mano y pareció coser su pierna derecha a la mía, apretándome firmemente para controlar mis pasos torpes, manteniéndome de lado.

No recuerdo la música que sonaba, solo el sutil olor de su camisa. La luz tenue, su sonrisa, y las pecas que se apreciaban tan de cerca. Dejó descansar su mejilla sobre la mía, dejándose llevar, eso que se llama “sentir”
.. y lo cierto es que después de tanto tiempo, estaba muy bien.
-Eres verdaderamente preciosa, eres Mónica, sé Mónica, sé tu misma...
sonrojada la autoestima, temblando las piernas

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