Justo antes de entrar a la consulta… aquella tienda en la que compre mis maravillosos zapatos de novia permanecía con su cartel de “Adelante” colgado en la puerta. Mi visa aun estaba temblando, y aunque no sabía ni si llegaría el día en el que estrenarlo, me merecía la pena. Subí al ático y entré tras escasos cinco minutos de espera. El joven que me acompañó al despacho me recordaba ligeramente a alguien, sin saber bien a quien. Gafas negras de pasta, pelirrojo, alto, delgado… un estilo atípico y con uno de esos enormes blocks de hojas cuadriculadas y un Boli Bic verde en la mano. Tropezón con la puerta, risa amplia.
-Buenos días Mónica- dijo la psicóloga levantándome al oírnos pasar- perdone la torpeza de Carlos, es el chico en prácticas que te comenté que estaría presente.
-No pasa nada- conteste sin ser capaz de controlar la carcajada.
-Bueno podríais comenzar ya, no? –añadió él- No tenemos todo el día.
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